13 febrero, 2012

Kartell de Milán


Cuando se habla del “buen diseño” no solo basta con plasmar tridimensionalmente la estética y la funcionalidad, es necesario una serie de procesos de análisis sociales, culturales, económicos, históricos y de tendencias. 
 

Este es el caso de Giulio Castelli (nacido en 1920)  que fundó Kartell, una compañía de fabricación de productos de plástico, en 1949. Castelli partía del punto de vista de que: “El público está dispuesto a aceptar máquinas nuevas que desempeñen nuevas funciones, pero cuando se trata de objetos legendarios como una cuchara, una silla, etc., no es fácil que acepte que tenga otro aspecto. Si la gente tiene miedo a la novedad, ofrezcámosle algo aún más original”.


Desde exprimidores y recogedores hasta escurridores para secar los platos y bañeras para niños, Kartell transformaba los objetos cotidianos en productos de polietileno innovadores. La compañía también fabricó muebles, incluido un armario desmontable de metal y plástico (1956) diseñado por Gino Colombini Y Leonardo Fiori. Durante los años ochenta la compañía se mantuvo activa gracias a los muebles diseñados por Philippe Starck (nacido en 1949), como la silla Dr. Glob (1988). En los años noventa, los cajones transparentes Mobil (1995) de Antonio Citterio (nacido en 1950) y Glen Oliver Löw, fabricados con PMMA (termoplástico transparente) con moldeado de inyección, ganaron un Compasso d’Oro (Premio italiano al diseño industrial). En 1997 la compañía comenzó a fabricar la estantería Book Worm de Ron Arad (nacido en 1951) con tecnopolímero estirado y moldeado de inyección. La sección de interiorismo de Kartell, Centrokappa, también ha producido diseños notables, como las series de muebles infantiles 5300, 5312 y 5320


Cuando fundó la compañía Kartell en 1949, Castelli declaró que “pretendía conseguir la síntesis entre la tecnología y el diseño, entre la economía y la respuesta de la demanda social”. Tras haberlo conseguido en sus más de 50 años de historia, Kartell puede jactarse hoy en día de que cada 30 segundos, en alguna parte del mundo, alguien está comprando uno de sus productos.

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