03 marzo, 2012

El Gran Gatsby



“Y así vamos, botes que reman contra la corriente, incesantemente arrastrados hacia el pasado”.


No se vosotros, pero yo normalmente cuando leo voy subrayando citas y frases que me gustan y de las que me quiero acordar cuando haya acabado el libro. "El Gran Gatsby" es uno de esos libros que lo tengo subrayado del principio al final.



Pocos libros como el Gran Gatsby y pocos autores como F. Scott Fitzgerald dan tantas veces en el clavo. Pocos como Scott Fitzgerald son capaces de sintetizar los sentimientos universales de miedo, pérdida y anhelo de lo perdido de una manera más clara y bella, que hace que desde la primera página no puedas soltarlo, haciendo que cada uno se vaya sintiendo identificado con los sentimientos de los personajes.

Supongo que tendré que contar un poco del argumento. La novela gira en torno a la vida de J. Gatsby, el prototipo de millonario típico de la Jazz Age americana. Nadie sabe muy bien de donde ha sacado toda su fortuna. En realidad nadie sabe nada de él, solo van a sus fiestas; fiestas en las que aparentemente parece gastar toda su fortuna.  Sin embargo detrás de esa fachada nihilista hay algo más; el espera algo, va en busca de algo.

Con este telón de fondo nos encontramos una historia en la que se desgrana lo fácil que es perder las cosas que más quieres, como uno no se da cuenta hasta que ya se ha perdido. Lo que transmite S. Fitzgerald a lo largo es la inevitabilidad de los hechos, como uno mira para atrás con amargura viendo lo que ha perdido, y como uno espera toda su vida, tal vez inconscientemente; recuperar lo que una vez fue suyo, volviendo a tropezar con las mismas piedras, y siendo consciente de que a pesar de que la luz verde de las cosas perdidas se vea a lo lejos, hay un inmenso mar que Gatsby nunca volverá a atravesar.

Luis Tenenbaum

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